Estrés y adaptación:
¿Cómo se aplica a los negocios?
Si eres emprendedor o diriges una empresa, seguro sabes cómo la incertidumbre laboral se convierte en estrés o te mantiene al borde de la angustia. Esos niveles de tensión no sólo podrían afectar tu negocio, sino que también el ámbito familiar, social y la salud física y mental de emprendedores y administradores. Para no fracasar en el intento, te entregamos tips para que puedas reducir el estrés laboral y así tener una mejor calidad de vida.
Por Mario Morales, Socio Consultor de NEST.
En la actualidad vivimos en un mundo Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo (VICA). Este concepto fue creado por el Ejército de los EE.UU. al término de la guerra fría, pero hace una década que se ha popularizado en el mundo de las organizaciones para referirse a los entornos de estrés que ellas enfrentan.
En el siglo pasado, al inicio de los años 30, el fisiólogo austrohúngaro Hans Selye desarrolló su Teoría del Estrés en los seres vivos, planteando que éste es un fenómeno que se produce por la forma en cómo cada persona percibe o interpreta lo que le sucede, generando diferentes niveles de estrés. Selye definió el estrés como la condición que ocurre cuando es afectado por “una activación que es mayor de lo que el cuerpo cree capaz de soportar o enfrentar por medio de las estrategias disponibles”, provocando que la persona sea incapaz de mantener sus niveles regulares de funcionamiento (sin estrés) que le permiten rendir, tanto psicológicamente como conductualmente.
Desde el punto de vista de las organizaciones -y quienes las dirigen-, cuando nos referimos al manejo del estrés, hablamos de capacidad adaptativa de los equipos y directivos en las organizaciones. Y, en caso contrario, de no enfrentarlo correctamente, se complejiza la responsabilidad de mantener a una organización funcionando o desempeñándose según lo esperado o establecido por un conjunto de objetivos e indicadores.
Con posterioridad, en los años 40, Seyle define el Síndrome General de Adaptación (SGA), separando el “buen estrés”, del que no podemos manejar, generando situaciones prolongadas incontrolables, apareciendo el SGA. El autor reconoce el buen estrés como “indispensable para el funcionamiento de un organismo”, siendo una forma de estimularlo y activarlo, junto con identificar tres fases de alerta en el desarrollo del estrés: la alarma, la resistencia y el agotamiento.
En una organización es fácil identificar estas fases al enfrentar escenarios VICA. La primera -estado de alarma- debería prender la primera alerta en quienes dirigen la organización. Si ésta no cuenta con información oportuna y confiable para la toma de decisiones, sentirá incapacidad de soportar los embates del entorno y tenderá a resistirse con decisiones que, poco a poco, pero rápidamente, la llevarán a un nivel de agotamiento.
La sola sensación de pérdida de control sobre el futuro es un estresor y una de las principales fuentes de incertidumbre, provocando angustia y estrés en quienes dirigen una organización. Enfrentar escenarios VICA, sumado a la volatilidad, complejidad y ambigüedad, demanda de organizaciones con capacidad adaptativa. Lo anterior, se puede mitigar explorando los escenarios futuros y disponiendo de información que permita incrementar la percepción de control, reduciendo el estrés y la angustia de los tomadores de decisiones.
En NEST creemos que cada organización es un fenómeno único que debe ser entendido desde sus particularidades. Desde ahí construimos herramientas que les permitan mantener un nivel de estrés controlado para alcanzar un desempeño excepcional (un buen estrés). Con herramientas de información para la toma de decisiones, apoyamos la construcción de organizaciones inteligentes, entendidas como aquellas que son capaces de adaptarse de mejor manera a los cambios y desempeñarse de manera óptima, sin ejercer una agotadora e infructuosa resistencia a lo que -querámoslo o no- terminará ocurriendo.
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